Por por Tim Golden*

ProPública*. Enero 23, 2023.- Cuando los fiscales federales entren el lunes en el tribunal federal de Brooklyn para presentar sus alegatos iniciales contra Genaro García Luna, el funcionario mexicano de mayor rango que ha sido juzgado en Estados Unidos por corrupción con el narcotráfico, revelarán un caso complejo que les ha llevado años construir.

Sin embargo, la historia completa de la investigación de García Luna —un exsecretario de seguridad pública que fue posiblemente el socio mexicano más importante de Estados Unidos en un largo y fallido esfuerzo por transformar el sistema de justicia mexicano— difícilmente representa un triunfo de la investigación criminal estadounidense.

Los agentes de la Administración de Control de Drogas descubrieron pruebas de la alianza secreta de García Luna con violentos narcotraficantes hace más de 10 años, meses antes de que abandonara su cargo en 2012. Al año siguiente, ya tenían suficiente para presentar sus hallazgos a la entonces directora de la DEA, quien los instó a seguir adelante con una acusación.

Pero a medida que los investigadores continuaron construyendo su caso durante los siguientes años, los fiscales federales de Houston lo rechazaron repetidamente por lo que estimaron como pruebas insuficientes, informaron a ProPublica varios funcionarios y exfuncionarios. Al final, el caso se estancó.

“Ellos querían más”, dijo Steven S. Whipple, quien supervisó la investigación durante varios años como jefe adjunto y luego como jefe de la oficina de la DEA en Houston. “Yo pensaba que teníamos suficiente para acusar al tipo, pero dijeron que no. Y ellos eran los abogados”.

Confesó el Chapo

El caso no avanzó hasta principios de 2019, después de que un testigo para el gobierno en el juicio contra el capo mexicano Joaquín Guzmán Loera, conocido como El Chapo, informó que le había pagado a García Luna más de $6 millones de dólares en efectivo de parte del Cártel de Sinaloa que Guzmán dirigía.

Poco después de ese testimonio, los fiscales del Distrito Este de Nueva York con sede en Brooklyn empezaron a armar el caso con el que detendrían a García Luna en diciembre de ese año. Las pruebas que adquirieron los agentes de Houston se convirtieron rápidamente en una parte central de su caso, dijeron los funcionarios familiarizados con la investigación.

García Luna se ha declarado inocente. Pero, si se le declara culpable, su traición señalaría una de las fallas de inteligencia más extraordinarias de la lucha que Estados Unidos ha librado contra el narcotráfico de México.

Los fiscales del Distrito Este también han levantado cargos similares contra dos de los ayudantes más cercanos de García Luna, Luis Cárdenas Palomino y Ramón Pequeño García, y es probable que soliciten su extradición después del juicio, informaron los funcionarios. 

Un tercer ayudante de García Luna, Iván Reyes Arzate, quien durante años supervisó las unidades policiales de élite que trabajaban con agentes estadounidenses en investigaciones importantes, ya se declaró culpable de corrupción en Estados Unidos.

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